Encontrar
no las que mancillen

tus manos.



Tropezar
no las lascivas

tu mirada.



Hallar
no los voraces

tus labios.




Te busco.


© 2006 Malversa


“Pienso en tu sexo. Simplificando el corazón, pienso en tu sexo” Escribe en Trilce Cesar Vallejo. Así operé yo con el poema inicial: simplificar el corazón. De ahí la evidente poda, el despojo, la des-saturación (o porqué no decir “des-sutura-ción) en la versión publicada.
Hay un verso cursi en la primera versión que me encanta: “tus labios poblándome a besos”. Lo sacrifiqué. Preferí la austeridad de solicitada, de anuncio clasificado. Es que estoy buscando.

Poder.

Quien pudiera
En estos tiempos
Cambiar la historia
Hacerla amable, deseable.

Quien pudiera
En otros tiempos
Encontrar los afectos
Perdidos (con sello inviolable)

Yo busco hace tiempo
Hacer del tiempo
Compañía
Y transcurrirnos con dulzura

Busco, es historia
Tener la historia por amante
Y dibujar escondidos
Encuentros vacilantes.

Encontrar
No las que destruyen
Tus manos reconstruyéndome

Encontrar
No las que recriminen
Tu mirar dignificándote

Hallar
No los desiertos
Tus labios poblándome a besos.

Y todavía te sigo buscando.

Sueños y muros

(Él)

Corazón en frasco
a media boca
babeando
con guiño rígido
golpeado
ni rostro el resto
Con contracciones
sin romper bolsa

Él
sueña mujer
Ella
mujer sueño.



( y su palabra)

Es celda en mí la noche
me evoca, me provoca
Y no se entrega.
El otro interno
me relata
la labranza de estrellas
el latido de la luna
el sur en su cruz.

El interno es mi sueño.
Por él recuerdo
la mujer que extraño
que entraño
y no conozco

A trompadas pena mi sueño
el sueño que no le doy.
A insultos me enmudece,
me arrincona
a la angustia de mi muro
a la angustia de mi mundo
-mundo muro-
Mi sueño me nombra.
No lo dejo extinguir,
porque sin él
ella no existiría,
y quién sabe yo.

(encuentro)

Constante fue él hacia ella.
Ella continua en él.

El sol sembrado en la tierra
En las curvas
En el pubis.

La luna lo besó de las manos
Lo tomó de los labios.

Ella lo acurrucó
sobre sus pechos.

Las miradas se hicieron confesiones.
"te extrañé mucho"
"te entrañé tanto".

El la recostó
sobre su pecho.

Y se amaron.

Los muros
lloraron
sus muros.

El don
se hizo perdón.

Se reconstruyeron mutuamente
se reconocieron,
se remendaron
se reconciliaron.

Él
ahora poeta,
Ella
poesía.


Ella

Todas y todos.
Todos y todas.

Ella engendrando.

Autor

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Almagro, Buenos Aires, Argentina