“¡Ahí viaja Papanuel!”. Y por eso no le sacó la vista.
Su madre aprovechó la distracción para entrar y colocar debajo del arbolito el regalo.
“¡Ahí viene!” Como en un riel, el rojo globo de papel se desplazaba lento, sostenido, elevado y conducido por la pequeña llama que anidaba adentro.
Las doce estallaba, estrellas estrelladas en las sombras: ese fondo oscuro que está arriba y llamamos noche.
El globo se acercaba cada vez más. Y así crecía su ilusión. Con emoción incontrolable lo veía venir. Quien no vio fue el globo, no vio el cable del tendido publico, ese que al rozarlo lo desestabilizó, que arrimó la llama al papel, llama que se extendió por todo el globo, que se puso fuego para caer negro, desinflado, hueco, roto, murciélago muerto, carbonizado. Pasar de carroza de Papanuel a avión de Austral sobre costanera.
Y sin sacar la vista no vio más Papanuel ni su carroza china. La candela de la esperanza se extinguió. La carroza fue arrasada por la realidad. El fuego fue voraz. Y la visita que se acercaba le defecó el alma. Poco crédito dio a las improvisadas explicaciones de los adultos. Sus lágrimas no apagaban el fuego. Papanuel venia ahí, y se incineró.

La condición de la esperanza es la pequeñez. Esa pequeña luz que eleva la delgadez de una existencia, esa gota de fuego que sostiene el leve vuelo. El tibio candil sobre la noche. La ilusión que viaja en un delgado papel.
El arrebato no conduce, el arrebato aniquila. Quemarse en la esperanza es tanto como no tenerla. Es fanatismo. Hay que quemarse en el día, al sol. Hay que encarnar el deseo, hay que embarcarse en el proyecto. Hay que trabajar el sueño, hacerlo diurno, despertarlo. No esperar el regalo, darlo.
Pero eso si, nunca apagar la pequeña llama, ese fuego del tamaño de una grieta. Esa luz para los intersticios que amenazan quebrarnos. La esperanza es para cuando nos cubre la oscuridad.

© EAG. Para “El mismo hilo” de próxima edición.

7 comentarios:

Demian dijo...

Negro realmente pero aún así esperanzador. Ah! Me encantó la aliteración. Muy conveniente.

Anónimo dijo...

Me encantó lo de encarnar el deseo. Feliz Papanuel, Edgardo Ariel! Emo

Anónimo dijo...

De! que el año entrante te traiga tantas aventuras como èste. Emo: éste año donde su deseo se hizo otra carne, le deseo lo mejor. eGo

Anónimo dijo...

NO esperar el regalo...darlo.....hay que trabajar el sueño......sueña fuerte no ?? la realidad no se si es oscuro el cuenta...a mi personalmente me encanto.....y me traslado....un poquito a mi niñez! FELIZ NAVIDAD ARIELITO!!!!! KARI

Ari Gonz dijo...

Feliz navidad para vos y P.

os quiero!

Anónimo dijo...

Ariel:
Para nada negro, realista y con la dimensión justa de la esperanza y de la fragilidad que comporta.
Es para bajar a tierra y descubrir la poesía y el compromiso.
Buenísimo!
Feliz Navidad!!
Víctor

Ari Gonz dijo...

Profesor Víctor!

feliz navidad para usted y su numerosa familia.

Extaño en la escuela un interlocutor tan bueno como usted.

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