P E R R O S


Perros

En casa, yo de pequeño.
Afuera, los perros.

Han querido los malos maestros
enseñarme a vencer
mi miedo a los perros.

Me han dicho
que cuando temo a los perros
mal huelo.

Y que los perros
que huelen mi temor
se aprovechan
y buscan mi temblor.

Ya no le temo a los perros
por culpa de los malos maestros.
Temo ahora el hedor
de mi temor a los perros.

En mí, una jauría.
El miedo lo tengo adentro.







Un año antes de que fuera derribado cada uno de los unos, las efemérides de septiembre señalaban el aniversario del fallecimiento de Domingo Faustino y el Golpe de Estado allende los Andes.
Decidí ensamblar ambos en versos. Maestros perros.
La autobiografía dirá que cuando los perros nos gobernaban, con perros entraron en casa y por suerte no se llevaron a nadie. Eso fue así.
Pero mi fobia tiene otro origen, un árbol caído en el barro, unas sombras, un nombre que ya no muestra los dientes.

4 comentarios:

Juane dijo...

Cuando los perros gobernaban en algunas casa no se llevaron a nadie, lamentablemente de la casa de todos se llevaron algo, puede que fe. El miedo tiene muchas caras, a veces ólo un sútil perfume u olor. Otras veces el color del río.

Anónimo dijo...

Cierto, outro, cierto

miguel dijo...

Esos días de perros no pasaron por mi casa, en Uruguay en el campo los únicos perros no hacían más daño que morder a los niños molestos. Una cicatriz en mi párpado izquierdo no alcanzó para que el miedo se vuelva más que respeto y precaución (tampoco me gusta oler mal.
Mi casa sufrió cuando los días de gobierno perro se fueron, mi padre fue destituido sin razón...

Anónimo dijo...

Recuerdo a tu madre contando que en tu pueblo los perros andaban juntos y sueltos por todos lados... y a mí me dio miedo...

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Almagro, Buenos Aires, Argentina