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Se acerca a la ventanilla cada vez que alguien se sube a su automóvil. Extiende su mano, quizás reciba varias monedas o un billete. Quizás no reciba nada. No le importa. No lo hace porque necesite de ese gesto. Lo hace para saberse patriarca. Es él el que tiene el “arreglo”. Él es el Dueño de los dos metros desde el cordón hasta el centro de las calles, a él le llega el porcentaje de todos los cuida-coches que luego compartirá con el comisario. No hay guapo que se anime a pedir sin su permiso. 

1 comentario:

Anónimo dijo...

Los he visto correr con un palo impresionante, quedé atónito, casi mata al auto que se retiraba sin dejarle una moneda.......... meten miedo, mucho miedo

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Almagro, Buenos Aires, Argentina