Nacido y criado en
Fuerte Apache, he visto morir desde siempre, y sé en qué bando quiero estar: en
el de la víctima, que hoy es un Gendarme.
Si morir es demasiado
para que lo soporte una vida, haber sido asesinado es lo demasiado de lo
demasiado.
Si fue por diversión o
invocando razones, matar siempre es descomunal. Y nada de lo que digo quiere
justificar un asesinato.
Pero hay un símbolo en
lo del Gendarme. Porque ellos no son los encargados de la seguridad interna –ni
en el Barrio ni en el conurbano- sino los que controlan las fronteras.
Gendarmería en Fuerte
Apache es El Estado que trazó sus fronteras, extranjerizo Fuerte Apache, lo
excluyó de la Nación, lo transformó en la República de los otros, en el País
del Paco, en el Reino de los Violentos. Y la misma Gendarmería (no el pobre
muchacho, sino la fuerza) es la que por ineficacia o voluntad permite el negocio
de las armas y de la droga, es la que traza y doblega sus propias fronteras.
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