Dos coreanas ofrecían agua. También lo hacía una
peruana.
Un pibe, calzado con dos zapatillas de distintos
pares, preguntó “dónde está la plaza”, y la plaza estaba donde él, pero él no
estaba.
Un solterón de cuarenta comentó: “esto es a
propósito, nos están matando; esto fue planeado, estamos en una guerra”.
Un muchachote iba y venía desde el lavadero de
autos, y transmitía las cifras que veía en Crónica TV “ya son ciento veinte”.
Buscando complicidad, al cordón policial se acercó
un veterano y comentó: “si estuvieran los militares, esto no pasaba”.
Un exaltado sin ningún pariente entre las víctimas,
arengaba al grito “nos están ocultando los muertos” y junto a otros forcejeó
buscando entrar al lugar de la tragedia.
Un italiano
que vive por Anchorena dijo “Acá, lo que hace falta es una guerra, para que la
gente aprenda”.
Uno de los que pudo salir del boliche Cromagnon
gritó “por qué no se incendió alguna de esas bailantas llena de negros”.
Dos coreanas ofrecían agua. También lo hacía una
peruana.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario