Tomé el 86 hasta Flores.
Había lugar para no más de 20
personas sentadas. En la entrada, un quiosco, detrás las mesas, tres escalones y
la barra.
La conducción se ubicó sobre los tres escalones. En
la barra, sentado y tomando un whisky estaba Santiago Araya. Leyeron varios
poemas.
Jacky habló
de aquellas personas que desaparecen de nuestras vidas antes de tiempo, de
aquellos vínculos que se van antes de que se cierren. De esos que son como
interrogantes hechos en un tiempo que ya no existe, condenados a ser perpetuos.
Fantasmas.
En la conducción fueron alternando Pantuso y
su hermano.
Me convocaron para leer alguno de mis textos, y fue
Jacky quien me presentó y me hizo un par de preguntas que los nervios
contestaron por mí.
Aproveché para leer la poesía “Fantasma”, celebrando
la coincidencia entre la conductora y mi escritura.
El ciclo en Flores no llegó a la docena de Viernes,
Recibí un par de mails de Jacqueline. Luego, como todas las cosas en el tiempo,
se volvió una referencia lejana, apenas un nombre en mi libreta de direcciones,
un par de palabras con arroba en el medio.
Ella era periodista, y estaba escribiendo crónicas
sobre las nuevas bandas. Por eso pagó la entrada, por eso estuvo esa noche, por
eso no pudo salir.
Fantasmas son personas que desaparecen de la vida
antes de tiempo.
Ya sin ropa, con sólo
el alma puesta, espera Jacqueline que le devuelvan la vida que antes de tiempo
le quitaron en un recital de Callejeros.
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